Recordemos: la dieta paleolítica es un estilo de vida, no un régimen dietético, aunque también sirva para adelgazar. Un plan de alimentación donde debemos excluir los cereales (arroz, maíz, trigo…); los lácteos (leche, yogures…); las legumbres (frijoles, lentejas, garbanzos…); el azúcar y los aceites refinados. No obstante, esto no significa que la dieta del hombre de las cavernas consistiera tan solo en comer carne. Ni mucho menos. En realidad, nuestros antepasados comían también muchos vegetales.

Si bien es cierto que dependiendo del lugar donde residía cada tribu su alimentación variaba considerablemente, en ningún caso el hombre del paleolítico tomaba productos procesados, cereales, lácteos y legumbres. Contrario a lo que se suele pensar, la dieta paleo no es un plan donde los carbohidratos desaparezcan  por completo. Obviamente, al eliminar productos como los cereales y las legumbres, la ingesta de carbohidratos disminuye. Sin embargo, podemos sustituir los hidratos de carbono de estos alimentos por los que proceden de las verduras y las frutas.

Alimentos de la dieta paleolítica


Antes de mostrarle un menú clásico de la dieta paleo, le recordamos brevemente cuáles son los productos que sí puede tomar y cuáles no. En la dieta paleolítica puede consumir carnes de todo tipo (cerdo, ternera, buey, pollo, pavo…); pescados (atún, salmón, sardinas, bacalao…); mariscos (gambas, camarones, pulpo, mejillón…); huevos (hervido, tortilla, frito…); frutas (plátanos, naranjas, peras, fresas, frambuesas, melocotones…); verduras (brócoli, espinacas, col, zanahoria, rábanos…), frutos secos (nueces, almendras…); hortalizas diversas (tomate, lechuga, pimiento, pepino…) ; algunas semillas y aceite de oliva virgen extra. También puede sustituir los lácteos por productos como la leche de coco baja en azúcar.

Alimentos que se pueden comer en la dieta Paleo.

Con tan solo tomar estas pautas, su cuerpo, con casi total seguridad, comenzará a perder peso. La ingesta de procesados, ultraprocesados, cereales o lácteos, favorecen el aumento de peso. Por lo tanto, al eliminarlos seguramente note que su peso disminuye. Ahora bien, tampoco se admite la ingesta de alimentos que se suponen que sí se pueden tomar, cuando estos han pasado por un proceso industrial. Por ejemplo, no puede comer carnes que han sido previamente tratadas como es el caso del salchichón, la mortadela, las carnes enlatadas o envasadas y similares. En definitiva, todos aquellos productos que han pasado por un proceso de manufacturado.

Dicho esto, también hay otros productos que suelen generan desconcierto o dudas en quienes prueban por primera vez la dieta paleo. La patata, si somos estrictos, no debería tomarse en este plan de adelgazamiento, puesto que es rica en carbohidratos y no la consumía el hombre de las cavernas. Sin embargo, algunas personas sí la incluyen, siempre y cuando, no esté procesada o frita. En caso de que tome la decisión de tomarlas, siempre cocidas u horneadas. La miel es otro de los alimentos que también están permitidos, aunque raramente nuestros antepasados la tomarán. Al igual que en el caso de la patata, la miel tampoco puede consumirse, sí ha pasado por un proceso industrial. Además, recuerde que la miel es rica en azúcar –incluso, si no ha sido procesada- por lo que puede que le haga subir de peso.

Los aceites cuyo origen son el coco, la aceituna, la palma o el aguacate, son aptos durante la dieta paleo. Por el contrario, el aceite de girasol se debe excluir de las comidas, ya que contiene muchas grasas. Por último, el café o el descafeinado tampoco se admiten en la dieta paleo. Son productos procesados que, además, contienen cafeína. Los seguidores de esta dieta insisten en que la cafeína afecta al ritmo de nuestro metabolismo.

Menú semanal paleo con cinco comidas


Menú dieta paleolítica.

Recomendaciones para seguir la dieta paleo

Cada cuerpo, cada persona, responde de distinta manera a una dieta de esta clase. Sin embargo, todos los expertos en nutrición recomiendan seguir estas pautas para sacarle el máximo provecho a la dieta paleo:

  • No tomar más de tres raciones de carnes rojas a la semana (ternera, cerdo, toro, cordero…)
  • Incluir frutas o verduras en cada comida.
  • Tomar 4 raciones semanales de huevo, pescado, mariscos y carnes blancas (pollo, gallina, pavo…).
  • Llevar un registro aproximado de las calorías que se consumen diariamente.
  • Hacer deporte: yoga, senderismo, meditación, Pilates, caminar.
  • Utilizar suplementos: vitamina D, magnesio, aceites Omega-3, probioticos.
  • Consultar a un especialista en nutrición a un médico de cabecera.