No consigo adelgazar, ¿Qué hago mal?
Cada vez nos cuidamos más, nos interesamos más por nuestra salud y aspecto físico. No cabe duda de que estando en el peso adecuado tanto nuestro organismo como nuestra autoestima nos lo agradecerán. Las personas que tienen un peso apropiado gozan de una salud a prueba de bombas.
Sea cual sea la actividad que hagan, siempre la podrán hacer de forma más eficiente que las personas con sobrepeso. Del mismo modo, mantener la línea también se refleja en el espejo, ya que la ropa sienta mucho mejor. Según un estudio realizado por el Instituto DYM en el año 2019, el 19% de los españoles se someten algún tipo de dieta restrictiva frecuentemente. Pero, ¿Qué ocurre cuando llevamos tiempo intentando bajar esos kilos de más y no lo logramos?
Recuento de calorías y una dieta estricta que no permite saltarse el plan en ningún momento, y sin resultados. Personas que salen a hacer running desde las primeras luces del alba, gente que entrena como verdaderos atletas en los gimnasios, y tampoco logran su objetivo. Individuos que practican ayunos largos, intermitentes, alternos o periódicos; y, de nuevo, sin resultados significativos. ¿Cómo es posible que ocurra esto?
Evitar errores para bajar de peso
En teoría, se supone que para bajar de peso basta con que consumamos menos calorías de las que el organismo quema a lo largo del día. Sin embargo, la solución no es tan sencilla. Por desgracia, muchas veces para adelgazar, sin darnos cuenta, tomamos una serie de hábitos que afectan profundamente a nuestro metabolismo.
Estos errores, en su conjunto, afectan de tal manera al metabolismo que terminan por “hacer añicos” cualquier señal de adelgazamiento. A continuación, queremos mostraros qué es lo que estáis haciendo mal en vuestro plan de adelgazamiento. Conociendo los errores, podréis tomar cartas en el asunto. ¡Por fin, bajaréis de peso!
- Desayunar carbohidratos simples
Tomar hidratos de carbono durante el desayuno es lo peor que se puede hacer si se tiene un empleo sedentario. Quienes trabajan en una oficina, en la caja de un supermercado, en un banco o cómo taxistas, deben evitar desayunar carbohidratos simples. Estos macronutrientes se encuentran en alimentos como los lácteos y sus derivados, las galletas, los bollos, los donuts, el pan o las tortas. La cuestión radica en que estos productos invaden en muy poco tiempo el torrente sanguíneo con su azúcar.
Son alimentos con un alto índice glucémico que alteran rápidamente –sobre todo, en los diabéticos- los niveles de glucosa (azúcar) en sangre. Provocan que durante los primeros minutos nos sintamos saciados y llenos de energía, sin embargo, pocas horas después la sensación es justo la contraria, ya que igual que suben bajan.
Este cambio brusco, repentino en el nivel de azur en sangre conlleva que a media mañana sintamos de nuevo hambre y agotamiento. ¡Cuando vamos corriendo a picotear a la cocina! A menos que se vaya a practicar ejercicio intenso después de desayunar los carbohidratos simples están prohibidos en una dieta de adelgazamiento. En su lugar, hay que sustituirlos por hidratos complejos o de absorción lenta como el arroz integral, la avena o los frutos secos.
- Demasiado ejercicio físico
Muchas personas, en su afán por bajar de peso, comienzan a practicar ejercicio de alta intensidad, cuando nunca antes lo habían hecho. Esto puede conducir fácilmente al sobre entrenamiento. El deporte en exceso es uno de los principales motivos por los que la gente termina abandonando. Asimismo, el paso de una vida sedentaria a una llena de actividad física compulsiva puede acabar por echar al traste cualquier planificación alimenticia. Puesto que el organismo necesita más calorías para poder realizar el ejercicio físico, muchas personas, sin advertirlo, comienzan a comer más de la cuenta.
Obviamente, el resultado es que en lugar de bajar de peso engordan. Recientemente, un estudio de la Universidad de Louisiana reafirmo esta teoría. El experimento, en el que participaron 200 hombres y mujeres con sobrepeso que practicaron deportes de alta intensidad durante seis meses, evidencio que la mayoría terminaba comiendo de más. El resultado fue que los implicados en lugar de perder peso lo ganaron. ¿Solución? Practicar ejercicio físico de forma suave, o bien pedir ayuda a un profesional cualificado. Una persona que pueda diseñarnos un plan de entrenamiento acorde a nuestras metas y a nuestro físico.
- Cenar ligero
¿Cuántas veces hemos escuchado que el desayuno es la comida más importante del día? Y en efecto, lo es. Pero esto no quiere decir que dejemos de lado el resto de comidas como suele ocurrir con la cena durante las dietas para pérdida de peso. Muchas personas que se someten a dietas restrictivas cometen el grave error de cenar demasiado ligero o directamente saltarse esta comida.
Este hábito, no obstante, en lugar de ayudar lo que hace es poner más obstáculos. Hay que tener en cuenta que después de cada cena nuestro organismo pasa muchas horas sin recibir alimento alguno. Cuando incurrimos en las cenas ligeras corremos el riesgo de sentir hambre en mitad de la noche. Por tanto, solemos terminar yendo de madrugada a picotear a la nevera lo que significa que estamos echando por tierra la dieta. Aunque se esté a dieta nunca hay que saltarse la cena.
Debe ser una comida que nos aporte las suficientes calorías y nutrientes como para mantenernos saciados durante al menos 12 horas. Por otra parte, la cena resulta ser la comida más importante en quienes practican el ayuno intermitente. Los especialistas en nutrición recomiendan que la solución cenar temprano. Por ejemplo, si vamos a irnos a la cama a las 23:00 horas la última comida del día debe ser alrededor de las 20:30 o 21:00 horas. La cena debe estar repleta de alimentos ricos en proteínas y grasas buenas, así como acompañada de abundante agua. ¡No olvides tomar 2,5 litros de agua todos los días!
- Dormir poco
Por la vida ajetreada que llevamos, la mayoría no solemos dormir las 7 u 8 horas diarias que se recomiendan. Sin embargo, la falta de sueño durante un plan de adelgazamiento debe ser algo anecdótico. La razón de ello es que cuando no dormimos lo suficiente nuestro organismo tiende a coger peso.
Se perturban los niveles de las dos hormonas que se encargan de regular el apetito: la grelina (estimula el hambre) y la leptina (nos advierte de que estamos saciados). Por un lado, la grelina intensifica su actividad, por lo que sentimos hambre antes de tiempo. Por la otra parte, la leptina no llega al nivel deseable, por lo que comemos de más. El resultado: de nuevo subimos de peso en lugar de bajar. La única solución es procurar dormir y descansar lo suficiente.