Como ocurre cada temporada de primavera/verano, a muchas personas les entran las prisas por perder los kilos que les sobran para poder lucir un aspecto radiante en la piscina o en la playa. Durante este periodo del año, es cuando llegan a nuestros oídos – y a nuestras cocinas- nuevas tendencias dietéticas que quieren revolucionar nuestra forma de alimentarnos. Dietas cuyo objetivo es erradicar los malos hábitos que hemos estado siguiendo durante los meses de otoño e invierno. Así pues, uno de los planes infalibles con los que nos encontramos en esta etapa del año es la Dieta de la Clínica Mayo.
Fundamentos de la Dieta Clínica Mayo
¿Has oído hablar de la Clínica Mayo? La Clínica Mayo es un centro médico cuyas funciones incluyen las prácticas universitarias, la educación y la investigación. La entidad fue fundada a fines del siglo XIX en Rochester (Estado de Nueva York) y es ampliamente reconocida como uno de los centros profesionales de la salud más importantes de los Estados Unidos. Considerada como una fuente de información fiable en todo lo que respecta a la Medicina, la Clínica Mayo cuenta con una sección de su sitio web para la difusión de temas médico-científicos. Entre sus artículos podemos encontrar gran cantidad de información relativa a la pérdida de peso. Sin embargo, la página del centro presenta también una sección exclusivamente dedicada a la Dieta de la Clínica Mayo. Este plan dietético fue desarrollado por profesionales de este centro médico durante décadas de estudio. Su objetivo: que las personas aprendamos a bajar de peso de forma gradual y sostenida en el tiempo.
Para alcanzar los objetivos, la Dieta de la Clínica Mayo hace hincapié en el cambio de algunos malos hábitos que solemos cometer. Este plan trata de incitar a que las personas cambien ciertos comportamientos perjudiciales para su salud. Por ejemplo, evitar comer mientras se ve la televisión, incrementar el consumo de frutas y verduras o reducir la ingesta de comida basura. Pequeños cambios, pero que marcan la diferencia. Otra de las razones por las que esta dieta ha tenido un gran éxito se debe a que es fácil de poner en práctica. La Dieta de la Clínica Mayo no es un plan que se caracterice por la privación o exclusión de alimentos. De hecho, es justo lo contrario: permite incluir todos los alimentos, aunque de manera saludable. Finalmente, esta dieta nos alienta a aprender a preparar los platos de manera que estén deliciosos y no supongan ningún tipo de exceso. Por supuesto, también hacer deporte con regularidad.
Fases de la Dieta de la Clínica Mayo
La Dieta Mayo se caracteriza por tener dos etapas: fase I (cambiamos los hábitos perjudiciales para la salud) y fase II (aprendemos a sacar partido de las modificaciones de la fase inicial). Veamos cada una con más detenimiento:
Fase 1: ¡Piérdelo!
Esta etapa de la dieta suele durar alrededor de dos semanas. El objetivo de esta fase es poner en marcha nuestro organismo para la perdida de peso mediante el cambio de ciertas rutinas perjudiciales. Por lo tanto, nuestra atención se tiene que centrar en los hábitos negativos en lugar de las calorías que ingerimos. ¿Cuáles son esos hábitos perjudiciales para la salud? Quienes han diseñado este plan apuntan a estas rutinas dañinas: consumir alimentos con azúcares añadidos; comer pan con la fruta (como snacks); ingerir alcohol en exceso; no tomar suficientes platos caseros; ver la TV comiendo y monopolizar el menú a base de carne y lácteos. En la etapa inicial de este plan nutricional también se recomienda desayunar abundantemente, tomar 3 piezas de fruta a diario y comenzar a hacer deporte con regularidad. La perdida de peso en este periodo de dos semanas suele ser de entre 3 y 5 kilogramos.
Fase 2: ¡Vívelo!
La fase final es cuando enfocamos esta dieta para toda la vida sobre la salud. Cuando aprendemos a seguir los nuevos hábitos de manera prolongada en el tiempo. Esto significa saber elegir los alimentos más saludables, el volumen de las porciones, la planificación de las comidas, los métodos para seguir una rutina deportiva a diaria… Durante este periodo, lo habitual es seguir bajando 0,5 kilogramos por semana hasta alcanzar el peso objetivo. Además, esta fase permite mantener el peso ideal a lo largo del tiempo.
¿Qué alimentos puedo comer en la Dieta Mayo?
La Dieta de la Clínica Mayo cuenta con una pirámide alimenticia (muy similar a la de la dieta mediterránea) en donde aparecen los alimentos que se pueden comer y los que se deben evitar parcialmente (recordad que esta dieta no excluye por completo ningún alimento). Se puede encontrar esta pirámide en el sitio web oficial de la Clínica Mayo. De todas maneras, aquí os facilitamos un poco sobre el tema:
Alimentos permitidos: verduras y frutas (la base de la pirámide); cereales y granos integrales (justo arriba de las verduras y frutas); carne, pescado, marisco y lácteos (el siguiente escalón); grasas insaturadas (penúltimo escalón) y grasas saturadas (último escalón de la pirámide). Cuando más arriba se encuentre un alimento en la pirámide, menor será el tamaño de las porciones. No obstante, hay una excepción. El huevo es la única fuente de proteínas que esta dieta nos permite tomar hasta 3 veces al día. Además, se puede tomar infusiones, café y, sobre todo, mucha agua durante el día.
Alimentos parcialmente restringidos: aunque la Dieta de la Clínica Mayo no excluye ningún alimento, aboga por restringir el consumo de algunos productos. Los alimentos que debemos tomar de manera esporádica (1 o 2 veces por semana) son los lácteos (especialmente, las natas o los quesos), dulces, galletas, bollos industriales, helados, golosinas, zumos industriales, comidas preparadas, azúcar y el alcohol.
A la hora de hablar del tamaño de las porciones, la Dieta de la Clínica Mayo es una de las más tolerantes. A diferencia de otras dietas, esta no nos obliga a pesar los alimentos. Simplemente, aboga por comer hasta un determinado límite (generalmente, hasta que estamos saciados, no llenos) que nos permita bajar de peso. Un menú típico de esta dieta sería el siguiente:
Desayuno: media taza (de tamaño medio) de avena cocida + 1 vaso de leche semidesnatada (250 ml) + 2 cucharadas de pasas + 1 bebida sin calorías.
Comida: un bistec, un tomate, lechuga, apio, pepino y café sin azúcar.
Cena: dos huevos pasados por agua, espinacas, tomate y café sin azúcar.
Almuerzo/merienda: frutas de temporada, zumos naturales, café, infusiones, frutos secos…
¿Por qué debo escoger la Dieta de la Clínica Mayo?
Debido a quienes son los responsables de la elaboración de la dieta de la Clínica Mayo, esta se basa en la ciencia más avanzada en relación con los cambios de conducta de las personas. Esto significa que se trata de un plan nutricional que nos ayuda en todo momento a estar motivados a la hora de perder peso de forma sana y sostenida en el tiempo. También a establecer objetivos realistas y a enfrentarnos a las adversidades propias de una dieta hipocalórica y/o el cambio de los hábitos. Estas son algunas de las razones por las que podemos elegir esta dieta:
-Cuando queremos poner en práctica un programa alimenticio desarrollado por expertos en medicina y nutrición.
-Buscamos una dieta que se ajuste a nuestras preferencias culinarias.
-Queremos aprender a evitar aquellas rutinas que nos afectan a la salud y estilo de vida.
-Deseamos perder peso o mejorar nuestra salud, de forma que evitemos riesgos para nuestro organismo.
-Nos encanta comer verduras y frutas sin límites.
-Detestamos las dietas hipocalóricas que nos obligan a contar las calorías, eliminar determinados alimentos o pesar el tamaño de las porciones.
-Queremos un plan dietético que pueda perdurar a lo largo de toda la vida, no una moda pasajera ni una solución rápida.
Dieta Clínica Mayo: ¿existen riesgos?
Por norma general, esta dieta es segura para la mayoría de los adultos. Nos anima a consumir grandes cantidades de fruta y verduras, así como a otros alimentos saludables como pescado, marisco, carne (principalmente, blanca) y grasas insaturadas (como el aceite de oliva). No obstante, algunas personas pueden experimentar:
Aumento del colesterol: cuando se toma demasiado huevo en la dieta.
Cambios temporales en la digestión: gases intestinales o estreñimiento.
Déficit nutricional: dado que la ingesta de cereales o legumbres suele ser menor por ser una dieta hipocalórica, algunas personas pueden presentar carencia de algunas vitaminas y minerales.
Cambios a nivel psicológico: debido al cambio en los hábitos de alimentación, es común que al principio aparezcan síntomas como irritabilidad, estrés o ansiedad por la comida.
Como podemos comprobar, los efectos negativos de esta dieta son comunes a cualquier plan que exija la perdida de peso. Conforme pase el tiempo, nuestro organismo se irá adaptando hasta que desaparezcan. Sin embargo, se recomienda consultar a un médico o especialista en nutrición a aquellas personas que padezcan diabetes o cualquier otra patología.