Cuando hablamos de dietas saludables, tanto la mediterránea como la dieta japonesa son un claro ejemplo de estas. Pero, ¿qué es más saludable un plato de cocido o uno de udon y tofú? Lo cierto es que a nivel de nutrientes ambos platos apenas se distinguen. Tanto la dieta mediterránea como la dieta japonesa se basan en una alimentación saludable, puesto que ambas presentan un alto contenido de verduras y carbohidratos de absorción lenta en sus platos. En lo que si varían ambas dietas es en la procedencia de las proteínas y grasas. Mientras que la dieta mediterránea presenta una gran cantidad de estos macronutrientes cuyo origen está en los animales, en la  japonesa proceden en gran medida de alimentos como las algas o la soja.

La preocupación por comer sano

No cabe duda de que desde hace varias décadas el interés colectivo hacia lo que comemos no ha parado de crecer. Ahora le damos –al menos, la mayor parte de la población- mucha más importancia a los alimentos que ingerimos, así como a la práctica de deporte. Y es que la evidencia científica pone cada más énfasis en la importancia de comer correctamente para prevenir enfermedades crónicas. Además, tras años de estudios se ha demostrado que ciertos alimentos ayudan a prevenir enfermedades como la obesidad, el cáncer o la diabetes del tipo 2. En definitiva, la dieta es una parte esencial de nuestra salud, aunque resulta difícil valorar en qué medida una alimentación sana previene las enfermedades.

Dieta mediterránea vs dieta japonesa

La Organización Mundial de la Salud estima que una dieta equilibrada o saludable es aquella en la que en torno al 60% de los nutrientes son carbohidratos de absorción lenta, el 25% grasas saludables o insaturadas y el 15% proteínas de origen animal y vegetal. Estos porcentajes debemos distribuirlos, por norma general, en tres comidas principales y dos pequeñas a lo largo de la jornada. Si estos datos los trasladamos a la cantidad diaria de energía que necesita una persona adulta sana con una actividad física e intelectual normal, la recomendación es que un varón consuma alrededor de 2500 calorías diarias por término medio. En las mismas circunstancias, una mujer deberá ingerir alrededor de 1 950 calorías. Obviamente todo esto podría modificarse en función de las características individuales. Dicho esto, veamos lo que nos propone la cocina japonesa y sus diferencias con la mediterránea.

En Japón la alimentación se basa en la toma de platos de pequeño tamaño con alimentos muy variados. Se habla de hasta 30 alimentos diferentes cada día, pero siempre combinados de diferentes maneras y en cantidades reducidas. La cocina tradicional japonesa se sostiene en el consumo, principalmente, de arroz, pescado, verduras, soja y algas. Como cabe de esperar, seguir una alimentación de este tipo aporta una gran cantidad de beneficios, ya que hay presentes una gran cantidad de hidratos de carbono de absorción lenta, muchas verduras (aportan minerales y vitaminas esenciales) y proteínas procedentes del pescado. Si comparamos la dieta japonesa y la mediterránea es fácil ver las principales diferencias entre ambas. En la dieta mediterránea encontramos grandes cantidades de proteínas de origen animal (leche, huevos, lácteos…) y grasas saludables provenientes del aceite de oliva. En Japón, las proteínas en su mayoría provienen de las algas o de la soja, ambas de origen vegetal. Esta es la principal diferencia entre las dos cocinas. Aunque también encontramos otras como, por ejemplo, la toma de té –en la dieta japonesa- en lugar del café- en el caso, de la mediterránea-.

Sin embargo, entre lo que se come en Japón y en los países mediterráneos hay más similitudes que diferencias. Las dos son dietas que presentan una distribución de nutrientes similar, alimentos saludables y viarios. Tanto la dieta mediterránea como la nipona incorporan arroz, pescado, carnes blancas, verduras, frutas y hortalizas. Alimentos, en su mayoría, alimentos provenientes de las regiones propias de cada país. Es decir, se consumen productos locales que nos aportan la dosis necesaria de vitaminas y minerales, así como fibra y proteínas de modo que podamos llevar una vida saludable. Al mismo tiempo, ambas cocinas ayudan a mantener la economía agraria local y hacen hincapié en cuidar el medioambiente. Entre otras cosas porque evita la contaminación derivada de los medios de transporte y del consumo de envases y envoltorios plásticos u otros materiales de difícil reciclaje.

Conclusiones

A pesar de encontrarnos en el otro extremo del planeta, tanto la dieta mediterránea como la dieta japonesa son muy similares. Son cocinas que proponen la ingesta de alimentos variados, productos locales, saludables y respetuosos con el medio ambiente. Cocinas, platos o costumbres, que se trasmiten de generación en generación. De padres a hijos. Al fin y al cabo, tanto los japoneses como los habitantes de los países mediterráneos, son los que mayor esperanza de vida tienen la nacer. Además, de vivir más, viven mejor. La diferencia fundamental, como ya se ha explicado, radica en el origen de las proteínas y de las grasas insaturadas. La mediterránea de los animales y el aceite de oliva, la japonesa; de las algas y los derivados de la soja. Por tanto, escoger una u otra dieta depende de los gustos de cada individuo.