Aunque algunas veces realizamos la compra con todo lo que necesitamos apuntado, en otras ocasiones lo hacemos rápido, debido a que se nos había olvidado algún producto en la compra anterior o a que lo necesitamos con urgencia, y esto interfiere en la forma que compraremos esta segunda vez, ya que podemos dejarnos llevar por nuestros instintos.
Por ello, muchas veces no miramos las etiquetas y los valores nutricionales que vamos a llevar en nuestro carrito, y sin saberlo podemos estar interfiriendo de mala forma en nuestra alimentación y, por tanto, en nuestra salud.
Para que esto no vuelva a ocurrirnos, hoy daremos hasta 10 consejos para que sepamos comprar los productos más saludables del supermercado, y además, ayudar a nuestro bolsillo.
Planificar las comidas de toda la semana
Al igual que cuando realizamos una dieta, si queremos comer de forma saludable, lo mejor que podemos hacer es establecer un menú con todos los alimentos y las comidas que vamos a realizar a lo largo de la semana. Para basarnos en una alimentación sana y completa deberemos incluir para las comidas carne, ya sea de pollo o ternera, o pescado acompañado de verduras. Para realizar las cenas lo ideal es que contengan la misma cantidad de carbohidratos, proteínas y grasas saludables. Además, si queremos picar algo entre horas, lo ideal es que sea una pieza de fruta, ya que son saludables y muy saciantes. Y en el desayuno, lo mejor es ingerir café, leche y cereales. Si todo esto lo establecemos de manera correcta, lograremos ir solo una vez a la semana a comprar y así evitar futuros gastos.
Hacer la lista de la compra en casa
De esta forma solo apuntaremos lo que te sea realmente necesario, ya que si no hacemos una lista con los productos que necesitamos, al llegar al supermercado iremos improvisando con lo que nos acordemos, y compraremos muchas cosas por simple gula. Una gran ayuda, para no comprar cosas que quizás no nos sean de primera necesidad, es realizar esta lista de la compra después de comer, ya que no tendremos hambre y así no interfiere en productos que son simplemente caprichos. Además, si realizamos la compra después de alguna de las comidas, esto ayudará a que no añadamos algún posible producto de más en nuestro carrito.
Recurrir a los comercios de barrio
Aunque no lo creas, en ocasiones en los pequeños comercios, productos como la fruta, carne y algunos alimentos llegan a ser más baratos que en las grandes superficies. En ocasiones, esta variación de precios es incluso del 35% inferior a las marcas de supermercados que todos solemos frecuentar, por lo que no estaría mal revisar los precios de ambos antes de comprar.
Comprar productos frescos
Son mucho más sanos y baratos que los que vienen ya para conservarlos empaquetados o procesados. Aunque cuando llegues a casa puedes cocinarlo e incluso llegar a congelarlo, serán mucho más naturales y saludables. Además, es indispensable que incluyamos en nuestra compra productos como las frutas y las verduras, los cuales deberán ser frescos sí o sí. Además, es de gran ayuda mirar la fecha de caducidad cuando estamos en el supermercado, ya que en ocasiones puede que no lo hagas, y o bien estas ingiriendo productos en mal estado, o tienes que tirarlo a los pocos días de haberlo comprado.
No caer en la tentación
Debes limitar tus caprichos, que además, normalmente son alimentos grasos o calóricos, ya que se encuentran entre los productos más adictivos. Si esto no lo incluimos en nuestro carro, es mucho más fácil no caer en la tentación cuando ya estamos en casa.
Alimentarnos con productos de temporada
Estos suelen ser más baratos cuando se encuentran en su época de recogida, sobre todo se nota en el caso de las frutas, por lo que, además de ser productos frescos que nos ayudarán a llevar una alimentación más saludable, también nos ayudarán a ahorrar.
Llenar la despensa con productos no perecederos
Algunos alimentos como la pasta, las legumbres, o los cereales, además de ayudarnos a ahorrar ya que sus precios son muy bajos, lo hacen también con nuestra salud, ya que no se suelen estropear, por lo que podemos tenerlos en nuestra cocina durante una larga temporada hasta que nos apetezca comerlos. Además que con ellos se pueden hacer infinidad de platos diferentes y variar así nuestra alimentación.